
Eugene Cernan conduciendo un Rover sobre la luna
Cuando se habla de viajes exclusivos, especialmente si hablamos de atravesar todas la fronteras, la gente suele pensar en destinos como el Everest. No está mal, aunque las 2.700 personas que lo han escalado convierten casi en un parque de atracciones. Algunos más osados se decantarán por los viajes espaciales o mejor aun, escogiendo sólo la luna, por la cual han paseado 12 hombres (antes de seguir: si esto último ha despertado un «bueno, si es que de verdad fueron» para un momento y visita este enlace o lee el libro). La luna es desde luego un buen ejemplo de viaje exclusivo pero con los 6 aterrizajes de la NASA queda muy atrás de la gran travesía que Jacques Piccard y Don Whalsh realizaron en 1960.

Batiscafo Trieste
Unos meses antes de que John F. Kennedy anunciara el objetivo de poner a un hombre en la luna, Don y Jacques se introducían en un artilugio con menos de 2 metros cúbicos de espacio y ventanas de 5 cm. Se trataba del batiscafo Trieste, diseñado por el gran ingeniero -y padre de Jacques- Auguste Piccard. En ese apretado espacio y durante de más de 5 horas fueron adentrándose en las profundidades del Pacífico hasta posarse en el fondo de la Fosa de las Marianas a más de 10.000 metros de profundidad. El lugar más profundo de la corteza terrestre.
La estancia duró apenas 20 minutos y jamás ha sido repetida por otro ser humano. La carrera espacial devoró los presupuestos de otras exploraciones haciendo que la US Navy, que había financiado el descenso, se retirará. El cálculo aproximado de un nuevo descenso tripulado a la fosa de las Marianas se ha estimado en unos 100 millones de dólares. Sale más barato pillar un asiento para visitar la estación espacial.
Referencias: