Archivo diario: enero 26, 2008

Pretéritos imperfectos

Contaban los miembros del comando Araba de ETA, desarticulado en 1994, que por media docena de veces colocaron una furgoneta bomba en el peaje de Usansolo para intentar matar a José María Atutxa, siendo este Consejero de Interior del País Vasco. Probaron también con un maletín bomba en la boda de su hijo y en otras ocasiones con un rifle desde larga distancia. Era una época en la que Atutxa probablemente era más valorado fuera del Euskadi que dentro.

En esa época, concretamente en 1994, Italia elegía Presidente de la República con la aparición del millonario Silvio Berlusconi al frente de Forza Italia, quién había bombardeado a los italianos con autobombo desde sus tres cadenas de televisión: consiguió el 21% de los votos pero su mandato acabó pronto, la coalición de partidos conocida como La liga, sucumbió a sus debates internos propiciando la entrada del izquierdista Romano Prodi al frente del país en 1996.

Tras las elecciones autonómicas vascas de 2001, con el PNV como ganador, José María Atutxa fue designado Presidente del Parlamento Vasco (Cargo que mantenía desde 1998). Uno de los hechos más relevantes de esa legislatura fue la ilegalización de Herri Batasuna, Euskal Herritarrok y Batasuna y la orden de disolución que fue ratificada por el tribunal constitucional en 2003. Lo que obligaba al Presidente del Parlamento Vasco, Atutxa, a disolver e impedir la entrada de estos en el parlamento. Este se nego interprentando que esa resolución atentaba contra el autogobierno vasco: «Nunca actué en defensa del grupo [Batasuna]. Mi pretensión era no pisotear la Ley del Parlamento»contaba hoy Atutxa al diario Público. 2001 era también el año de la victoria de Berlusconi, quien se mantuvo como Presidente de la República hasta 2006 en un mandato rodeado de sombras: duras políticas de inmigración, alineación con la administración Bush en la invasión de Iraq, la ultraconservadora ley de derechos de los embriones, el cambio de la constitución que le otorgaba más poder y una posible inmunidad, sospechas de corrupción y un evidente populismo promulgado desde los medios de comunicación que controlaba. Fue otra vez Romano Prodi, contra pronostico (y, curiosamente, gracias a una ley que pretendía perpetuar a Berlusconi en el poder), el que consiguio desbancarle del poder, formando en 2006 un gobierno que se mantenía unido con tiritas.

La casualidad ha querido que esta misma semana Romano Prodi haya dimitido tras perder una moción de confianza en el senado, abriendo la puerta de entrada a Berlusconi a la presidencia, y que José María Atuxa haya sido condenado por el Supremo a año y medio de inhabilitación (.pdf).

Berlusconi empezará esta semana como heroe y posible salvador de Italia y Atutxa como villano y colaborador de los terroristas. Y parece que a nadie le importa todo lo que ha pasado.

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